jueves, 27 de febrero de 2014

LA ADICCIÓN AL TRABAJO



Coloquialmente, un trabajólico (en inglés, un workaholic) es una persona adicta al trabajo, también llamado ergómano y ergomaníaco. No hay una definición médica para tal condición, relacionada con el síndrome del quemado o burn out. Sin embargo algunas formas de estrés y desórdenes de personalidad obsesivos-compulsivos pueden estar relacionados con el trabajo.

Es término apareció en 1968, cuando un profesor americano de religión, Oates, lo utilizó para referirse a su propio trabajo y lo comparó con el alcoholismo. Más tarde, Oates definió "workaholism" como una necesidad excesiva e incontrolable de trabajar incesantemente, afectando a la salud, la felicidad y las relaciones de la persona.

La adicción al trabajo se compone de diversas dimensiones (Flowers y Robinson, 2002):

  1. Tendencias compulsivas relacionadas con el trabajo duro y con dificultades para relajarse después de trabajar.
  2. Necesidad de tener el control, ya que el trabajador se siente incómodo cuando tiene que esperar o cuando las cosas no se hacen a su manera y escapan a su control.
  3. Comunicación relación interpersonal deficiente, es más importante lo que hace el propio trabajador que las relaciones con los demás.
  4. Incapacidad para delegar tareas entre los subordinados y a trabajar en equipo.
  5. Autovaloración centrada en el trabajo, ya que se da mayor valor a los resultados del trabajo realizado, que al proceso mediante el cual se han conseguido esos resultados. 

Naughton (1987) distingue cuatro tipos de adictos al trabajo a partir de dos dimensiones: La dimensión obsesivo-compulsiva y la dedicación o no excesiva.

Por otro lado, Scott, Moore y Miceli (1997) han propuesto tres tipos de patrones del comportamiento en la adicción al trabajo:
  • El compulsivo-dependiente (se relaciona positivamente con niveles altos de ansiedad y con problemas físicos y psicológicos y negativamente con la satisfacción laboral y vital).
  • El perfeccionista obsesivo-compulsivo (se relaciona positivamente con niveles de tensión, con problemas físicos y psicológicos, con relaciones interpersonales hostiles y con la satisfacción profesional).
  • El orientado a logros (se relaciona positivamente con la salud física y psicológica, con comportamientos proactivos socialmente y con la satisfacción laboral y vital. 
Como todo daño de origen psicosocial, la adicción al trabajo puede diagnosticarse y tratarse, pero lo esencial es implementar las medidas preventivas que impiden que este problema aparezca. La personalidad del sujeto no constituye un riesgo, es una característica más, y desde el ámbito de la prevención de riesgos laborales no es objeto de acción preventiva. Lo que puede constituir un riesgo son las condiciones de trabajo organizativas que coadyuvan en que el sujeto sufra ese daño.

Sonia Estrella 

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