El efecto de la cocaína en la sociedad de las abejas
Científicos de la Universidad Macquarie,
en Australia, no tenían mucho que hacer (o habían tomado drogas psicoactivas)
cuando se les ocurrió probar la siguiente hipótesis: “La cocaína tiene los
mismos efecos devastadores en una sociedad de abejas que en la sociedad humana”.
Algunas abejas fueron separadas de la población y dosificadas con cocaína para
luego ser liberadas con el resto de la población en su búsqueda de ázucar.
Aunque las abejas adictas no dejaron de buscar y econtrar ázucar, la otra
“ázucar” si les provocó que sobreinformaran a sus contrapartes en el panal,
exagerando su danza oscilatoria con la que informan a las demás. No se
equivocaron en la ubicación, pero sí en la cantidad.
NASA prueba la influencia de las drogas psicoactivas en el
diseño de las arañas
En el que es el estudio seminal sobre drogas y
sus efecto en animales, científicos del Masrhall Space Center probaron hace más
de tres décadas distintas sustancias psiocactivas en arañas (cafeína,
marihuana, LSD, etc.) para ver cómo “resistían a la toxicidad de estos
químicos”. Al parecer la telaraña en LSD es la que conserva más sus patrones
geométricos.
Dosifican
elefante con dosis de LSD para 3 mil personas y muere cinco minutos después
El
doctor John Lilly da LSD a los delfines para comunicarse con ellos
Pionero en la comunicación animal y en el estudio
de “la biocomputadora humana” empleando psicodélicos para reprogramar el
cerebro, John Lilly estudio varios años a los delfines en su intento de
comunicarse con estos inteligentes animales, algo que logró de manera
telepática, según su percepción. Lilly reporta el caso de una delfín que no le
gustaba tener contacto con los seres humanos, pero que en LSD-25, después de dos
años de alejarse, 40 minutos después de una inyección de 100 mcg, esta delfín
se acercó nadando al Dr. Lilly, en un estado de inusitada tranquilidad, con un
ojo afuera del tanque y un ojo viéndo al doctor que buceaba, así meditando en
samadhi por 10 minutos sin moverse. Lilly, que desarrolló su propio lenguaje
gestual con los delfines, concluyó que el LSD hace que estos cetáceos se
vuelvan dóciles y regulen el ritmo de sus vocalizciones.
Experimentos tan absurdos como inecesarios.
Sergio Rayo
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