viernes, 8 de marzo de 2013

ADICTOS A LOS TATUAJES

¿Alguna vez pensaste en los tatuajes como una adicción? La mayoría de las personas que se hace un tatuaje al poco tiempo sale en busca del segundo, y así hasta tener tres, cuatro, cinco, seis... y se puede seguir y seguir.

Hay algunas personas que van por uno y terminan con quince, y la razón es que "los tatuajes tienen algo especial"

Existen todo tipo de adicciones, y la mayoría tienen que ver con ansiedades o debilidades muy propias de todos los seres humanos, en cambio con los tatuajes, ocurre algo muy diferente, nadie puede explicar con exactitud el porqué se siente un gran deseo de hacerse cada vez más tatuajes, aunque el número de estos parezca suficiente.

Quizás tenga que ver con la sensación de embellecimiento que produce cada uno de ellos cuando está terminado, después de todo, la función más primordial de un tatuaje, es la de decorar y embellecer nuestra imagen.

Otros lo asocian con lo prohibido o con la sensación de estar trasngrediendo algún tipo de regla, como si un sentimiento de rebeldía digna de un adolescente los invadiera cada vez que deciden hacerse un nuevo tatuaje.

Las agujas y el dolor que estos producen pueden ser un tormento casi tortuoso para la mayoría, sin embargo hay quienes afirman que esta sensación es verdaderamente adictiva y que desean repatirla una y otra vez de forma indeterminada. 

Muchas pueden ser las razones, pero lo cierto es que se trata de un extraño sentimiento que podríamos llamar, adicción a los tatuajes.

Como último apunte enumerar los distintos tipos de tatuajes: 

  • De Henna: Son temporales y se llevan a cabo sin penetrar la epidermis, por lo tanto no son peligrosos y son indoloros. 
  • Permanentes: Son para toda la vida, se llevan a cabo mediante un proceso en el que una aguja penetra la tinta en la capa de la epidermis.
  • Fluorescentes: Se llevan a cabo con una tinta ultravioleta que no es dañina, y con el mismo procedimiento que permanente, este es temporal por algunos años, ya que la tinta se desgasta y se desvanece.
Sergio Rayo

 

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